1.10.2013

Algunas pseudo verdades universales de los vuelos trasatlánticos



Cruzar "el Charco", como solemos llamar a volar desde México hasta cualquier país de Europa, puede convertirse en un fastidio para quien lo hace a menudo o para quien padece de manera exponencial los estragos de un viaje largo en un avión.

Se puede decir que muy pocas cosas divertidas se pueden hacer en las 10 horas que suele tomar un viaje a cualquiera de las capitales europeas a las que se puede ir desde la Ciudad de México: leer, ver pelis en la compu, en la pantalla del avión o en el iPhone o iPad, comer y dormir un montón y, si se da el caso, sufrir en la turbulencia como si se fuera al Six Flags.

Sin embargo, en pleno meridiano de uno de esos viajes en la primavera de 2012, tal vez aburrido de verle las cabezas a mis vecinos de enfrente, he decidido armar algunas verdades universales de los viajes trasatlánticos sin ningún afán que el de matar el tiempo:

1. Las mujeres mexicanas promedio son las que suben al avión más arregladas y son las que se bajan viéndose más desaliñadas… Extraña transformación que sólo pasa cuando las paisanas cruzan el Atlántico, tanto de aquí para allá como de allá para acá... Afortunadamente para mí, yo soy de los mexicanos promedio que se ven igual de jodidos cuando nos subimos al avión que cuando nos bajamos...

2. A las 6 horas de vuelo todo mundo pierde la etiqueta. A estas alturas, los zapatos están abajo de los asientos, los peinados se fueron a la fregada y ya todos sabemos si el de junto ronca, chupa cerveza o toma vino con la comida y si pide el paso por favor o te habla golpeado cuando quiere levantarse para ir al baño.

3. Invariablemente, a uno siempre le toca sentarse junto a una viejita mientras que el de enfrente o del otro lado del pasillo viaja junto a una reina.
Y por ello, odio a Murphy y sus Leyes del mal, con todo mi corazón.

4. "¿Pollo o pasta?" es la pregunta más veces enunciada por las azafatas de todas las líneas aéreas habidas y por haber.
Por lo menos he escuchado esa preguntita unas 60 veces en castellano, inglés, holandés, alemán, portugués, y claro, casi siempre elijo pollo.

5. Los rusos son escandalosos aun cuando hablan en voz bajita.
Supongo que en esa parte del mundo parece no existir la discreción, porque aunque ellos susurren, despiertan a cualquiera que tenga el sueño ligerito... Ahora imagínenselos sosteniendo una acalorada plática. Sálvese quien pueda.

6. Una chela se sube más rápido si te la tomas en un avión, lo cual no es descabellado, pues ya le ayudaron a ponerla 3 mil pies por arriba de la tierra.
Es una mera cuestión de física elemental.

7. Aunque viajes en KLM, British o American Airlines, el jugo de naranja que siempre dan es Jumex ¿será por bueno o por barato?
Lo bueno es que no me disgusta.

8. Nunca falla que cuando quieres ir al baño te pasa que: o hay una fila inmensa de señoras inmensas esperando entrar o en el momento en que te levantas cuando no hay la fila inmensa el avión entra a una zona de turbulencia y se escucha inmediatamente la orden de "manténgase sentado y con el cinturón de seguridad abrochado".
Otra de las intromisiones de Murphy en la vida del viajero transatlántico.

9. A las 8 horas de vuelo te das cuenta qué reinas de las que viste al inicio del vuelo son realmente reinas. Las que lo son pueden caminar por el pasillo del avión descalzas, despeinadas y desaliñadas y aun así se ven reinas. Las que no, pues no...

10. No hay mayor bendición que hacer un vuelo trasatlántico sin niños. Si un chamaco chillón es odioso en un parque en el que sus berridos pueden perderse en la inmensidad de los árboles, imaginen los berridos confinados a una cabina de avión… el efecto tiende a ser exponencialmente devastador.

11. Viajar en un vuelo sin un chino es como encontrarse una pizza sin queso. Es una mera cuestión de matemáticas: no hay más aviones que chinos en el mundo, así que eso aumenta increíblemente la posibilidad de que toooodos los aviones del mundo tengan a bordo al menos a un chino.

Afortunadamente, después de escribir esto, me dio sueño y me voy a echar una jeta antes de llegar a Madrid, espero que no sea tan aburrido que también te dé sueño a ti que amablemente le has dado tu tiempo a estas líneas...

¡Buen viaje!